Es frecuente encontrar visitantes y hasta parroquianos preguntando por ahí por un tal Quico Quintana. Quizás sean muy pocos los que den indicios sobre el susodicho personaje. Algunos dirán que fue un campesino de los lados de Pore, quien sembraba col, iraca, hortalizas, café y plátano en una pequeña parcela donde vivía con su anciana madre enferma. Unos, que fue un campesino venido de Mermita o Rioarriba conocedor de las treinta y tres paradas del machete y con un importe indeterminado de hechizos y brebajes. Los más versados en conocer a Quico, dirían que fue un trabajador de oficios varios, capaz de realizar misiones imposibles, de aquellas que nadie se atrevía a cumplir y que sólo él se les media. Otros, la gran mayoría, no nos darían ningún dato del personaje por evitar comprometerse con las vidas ajenas o darle rienda suelta a fantásticos dietarios de personajes aguadeños. Los más eruditos dirán que es el personaje central de un cuento que escribió Juan Ramón Grisales en 1979, donde Quico surgió de entre la muchedumbre para enfrentarse al mundo con sus odiseas. Otra cosa sucede si se pregunta directamente por “El Putas de Aguadas”. A él si lo conoce el mundo entero, tiene mil caras, todas las estaturas, de gran carisma y simpatía, fuerte y vigoroso, emprendedor, trabajador, sabio y progresista. Hombre verraco, bello, inteligente, galante, con una ennoblecida historia de arrieros, colonos y fundadores de pueblos y caseríos. Así, el que busca al Putas de Aguadas, notará que El Putas somos todos los aguadeños, los paisas, los llaneros, los costeños… los colombianos.
El escritor Grisales dió vida al Putas con sus cuentos y rápidamente se hicieron populares. Él de pronto se inspiró en el libro “Mitos de Antioquia”, editado en 1956 donde se hizo referencia del Putas. O en 1939 cuando el filósofo de Envigado, Fernando González escribía: “¡Antioquia! Pueblo sorprendente que vende acciones, vacas adelantadas, atados, marranos en pie, minas y coños. Aquí va a surgir algo, aquí es indudablemente donde va a nacer “El Putas” redentor de Suramérica”. Y aunque el llamado “Brujo de Otraparte” pronosticaba sobre El Putas y vaticinaba que gracias a su talento caería parado en el Parque de Berrío, parece que la historia prefirió que fuera en Aguadas, el sitio ideal para que surgiera como un héroe de carne y hueso.
La historia nos sigue llevando a épocas más recónditas, El Putas puede tener más de doscientos años, tan bicentenario como Aguadas, fueron los mismos arrieros y colonos quienes dieron vida al Putas, mote dado al personaje entre ellos destacado por su valor, fuerza, coraje e inteligencia; héroes dedicados a devorar montañas y a recorrer caminos imposibles, llevando a cuestas el pesado bagaje del progreso. Ellos, montados en sus mulas bestias, con cascos acerados y músculos templados llegaron a “La Aguada” trayendo entre tarugas y enjalmas el más famoso mito de Colombia. Pero aún ellos, los arrieros y colonos, no fueron los precursores del Putas. Fue el producto de la mofa al español invasor que vinieron con “El Patas diablo” o patetas del infortunio metido entre sus ideales de conquista. “El Patas” se convirtió en “El Putas Criollo”, símbolo de una raza indomabley pujante. Así, El Putas ha sobrevivido como historia y como mito, funcionando porque es eficaz, tan antiguo y tan actual porque es real. Tan real porque nos revela su significado, su razón de vida y de ser.
Ahora, el mito como tal evoluciona contemporáneo trayendo tras de sí, cuentos de fantasía, leyendas increíbles, temas musicales, comentarios buenos o mal intencionados, hermosas e inmortales obras de arte, literatura y poesía. Todo ello en manifestaciones de vida latente de un Putas que se fortalece en concepto y significado.
El Putas de hoy es la suma de todas las experiencias, sinónimo del hombre emprendedor y progresista capaz de dominar las inclemencias, es quien suma a su gen evolutivo las magnificencias y logros. El que no ve imposibilidades para alcanzar una estrella, viajar entre las nubes, lograr sus objetivos… El Putas ahora es la suma de todo lo que somos y hacemos para merecer nuestros propósitos. Somos los campeadores de la vida que nos alzamos en el pódium de los triunfadores, héroes de la realidad que a base de constancia, entereza, esfuerzo, logran romper con su mente y con un sombrero en el pecho, la cinta que marca el fin de un camino y el comienzo de un nuevo periplo a superar.
Cada uno de nosotros poseedores de ideales por agenciar, con metas a superar, con sueños por hacer realidad somos los Putas contemporáneos que dan vida al mito, lo hacen suyo y lo ponen de ejemplo.
El mundo sabrá que el concepto de El Putas surgió de un pueblo encumbrado en las verdes montañas del Norte de Caldas, cobijado por inmaculadas neblinas viajeras, de casas coloniales con románticos ventanales y damas sonrientes… La tierra del Pasillo, del sombrero de iraca, el delicioso pionono; en Aguadas, la tierra del Putas.
Carlos Osorio
El escritor Grisales dió vida al Putas con sus cuentos y rápidamente se hicieron populares. Él de pronto se inspiró en el libro “Mitos de Antioquia”, editado en 1956 donde se hizo referencia del Putas. O en 1939 cuando el filósofo de Envigado, Fernando González escribía: “¡Antioquia! Pueblo sorprendente que vende acciones, vacas adelantadas, atados, marranos en pie, minas y coños. Aquí va a surgir algo, aquí es indudablemente donde va a nacer “El Putas” redentor de Suramérica”. Y aunque el llamado “Brujo de Otraparte” pronosticaba sobre El Putas y vaticinaba que gracias a su talento caería parado en el Parque de Berrío, parece que la historia prefirió que fuera en Aguadas, el sitio ideal para que surgiera como un héroe de carne y hueso.
La historia nos sigue llevando a épocas más recónditas, El Putas puede tener más de doscientos años, tan bicentenario como Aguadas, fueron los mismos arrieros y colonos quienes dieron vida al Putas, mote dado al personaje entre ellos destacado por su valor, fuerza, coraje e inteligencia; héroes dedicados a devorar montañas y a recorrer caminos imposibles, llevando a cuestas el pesado bagaje del progreso. Ellos, montados en sus mulas bestias, con cascos acerados y músculos templados llegaron a “La Aguada” trayendo entre tarugas y enjalmas el más famoso mito de Colombia. Pero aún ellos, los arrieros y colonos, no fueron los precursores del Putas. Fue el producto de la mofa al español invasor que vinieron con “El Patas diablo” o patetas del infortunio metido entre sus ideales de conquista. “El Patas” se convirtió en “El Putas Criollo”, símbolo de una raza indomabley pujante. Así, El Putas ha sobrevivido como historia y como mito, funcionando porque es eficaz, tan antiguo y tan actual porque es real. Tan real porque nos revela su significado, su razón de vida y de ser.
Ahora, el mito como tal evoluciona contemporáneo trayendo tras de sí, cuentos de fantasía, leyendas increíbles, temas musicales, comentarios buenos o mal intencionados, hermosas e inmortales obras de arte, literatura y poesía. Todo ello en manifestaciones de vida latente de un Putas que se fortalece en concepto y significado.
El Putas de hoy es la suma de todas las experiencias, sinónimo del hombre emprendedor y progresista capaz de dominar las inclemencias, es quien suma a su gen evolutivo las magnificencias y logros. El que no ve imposibilidades para alcanzar una estrella, viajar entre las nubes, lograr sus objetivos… El Putas ahora es la suma de todo lo que somos y hacemos para merecer nuestros propósitos. Somos los campeadores de la vida que nos alzamos en el pódium de los triunfadores, héroes de la realidad que a base de constancia, entereza, esfuerzo, logran romper con su mente y con un sombrero en el pecho, la cinta que marca el fin de un camino y el comienzo de un nuevo periplo a superar.
Cada uno de nosotros poseedores de ideales por agenciar, con metas a superar, con sueños por hacer realidad somos los Putas contemporáneos que dan vida al mito, lo hacen suyo y lo ponen de ejemplo.
El mundo sabrá que el concepto de El Putas surgió de un pueblo encumbrado en las verdes montañas del Norte de Caldas, cobijado por inmaculadas neblinas viajeras, de casas coloniales con románticos ventanales y damas sonrientes… La tierra del Pasillo, del sombrero de iraca, el delicioso pionono; en Aguadas, la tierra del Putas.
Carlos Osorio
No hay comentarios:
Publicar un comentario