lunes, 30 de septiembre de 2013


La expresión del arte tiene infinidad de posibilidades, el artista anda en constante búsqueda de medios para difundir sus creaciones, de ahí surge la técnica, unas tradicionales y otras innovadoras donde la protagonista es la obra, el artista ha experimentado con disímiles materiales, desde tierras, pigmentos, solventes…; en  soportes  como papeles, telas, madera, piedras, sintéticos…, en temas de diferente matiz desde el conceptual hasta la interpretación fiel de la naturaleza, imponiendo su estilo como marca de identidad, producto del ejercicio y la constancia.

El arte conserva la particularidad de maravillar, estremecer y conmover, el método varía, las técnicas empleadas son propiedad del artista y de sus intenciones; el estilo es el sello de identidad, la forma de hacerlo, de interpretarlo;  la estrategia para difundir el producto depende de las iniciativas, la creatividad y los objetivos. El artista consiente de su oficio se dedica a crear en todo momento, fiel a su concepto de arte como misión y oficio. Entre más artista, mas consiente es de que ser artista no es una profesión sino una misión de vida, su puesto en el mundo se debe a algo trascendental, es el comisionado por el universo a registrar su pensamiento y su sentir a las futuras generaciones, el de ser parte de la historia de la humanidad no como protagonista, mas bien como espectador de los aconteceres, de las culturas, del paso del hombre por el infinito cosmos.
El arte moderno tiene en la actualidad una gran cantidad de formatos expresivos de acuerdo a la técnica, la temática y el concepto, convirtiendo a las artes visuales en un gran abanico de posibilidades de comunicación desde las tecnológica virtuales hasta las tradición y la académica, enfrentando al arte y a los artistas a un público confuso, invadido de imágenes disímiles, a veces incoherentes, inexpresivas; pero también reaccionarias e innovadoras. El artista presenta diferentes tesis díscolas inspiradas desde Picasso, Kandinsky o Mondrian, con una propuesta tan radical que llevó a la idea de que el arte actual le daba la espalda a los legados de los grandes maestros de la historia del arte. Pero existe y perdura en la prácticas artísticas que la base para toda obra de arte es el dibujo, el buen dibujo.
La libreta de apuntes es para el artista el acompañante cómplice, permite llevar la creatividad a todas partes, el artista sale de su casa con el librillo y convierte un escenario común en un motivo artístico al extraer su esencia, se absorta en su trabajo, tal como lo hacía en su época Luis Caballero ( 1943 -1995 ) y Francisco Antonio Cano (1865 – 1935 ) quienes registraron momentos que quedaron plasmados en sus libretas de apuntes convirtiéndolos en libros de artista invaluables por su contenido y obra. Es, la libreta de apuntes, el pretexto para registrar la memoria de un sitio real que lo niega al olvido, medio para ejercer la actividad artística fuera de su estudio, el modo de compenetrarse con un paisaje o hacer que la belleza de una dama se vuelva eterna. El retrato, el camino, el transeúnte, la pradera, la montaña, los surcos, los árboles agónicos, las construcciones expuestas a la  indiferencia, el cause raudo, el apacible mar… todo va quedando registrado en la libreta de apuntes del artista  para convertirse en obra única. Aquí el artista es libre, sin premuras de tiempo, sin cohesiones de su público. Libre para expresarse según sus habilidades y talento. Quizá, la mas pura expresión de su obra y estilo, la más fiel referencia de su maestría y talento.
La libreta es en cierto modo la conciencia visible del artista, su interpretación consiente, su conocimiento y ciencia. Es la historia escrita en luces, sombras, texturas y contrastes, es un producto de su trashumancia, de su sentir, de su sensibilidad y de su propia historia. Realizar el proyecto de “APUNTES DE ARTISTA” es darle intencionalidad al dibujo, la importancia del registro consiente, estudiado o casual. Es reivindicar el legado de los grandes maestros. Es enseñar, dar a conocer, motivar, ejemplarizar a través del trazo. Es hacer historia del arte a mediante la práctica del dibujo atrayendo las miradas de los que aún conservan la capacidad de asombro. 

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