Piel
Uso y abuso de la belleza en el
arte
Cada quien tiene sus propios conceptos de belleza, tendríamos que realizar
profundos estudios psicológicos y sociales para tratar de encontrar un concepto
universal. Los colores, las formas y el equilibrio son tan solo una mínima
parte de la belleza, pues abarcan no solo los objetos materiales sino también
elementos psíquicos y sociales. En el arte predominan estos tres elementos en
la percepción de belleza; abarcan los valores que llamamos estéticos, morales y
cognoscitivos. Estos pensamientos fueron fuertemente mancillados en 1915, en el
período “Readymade” de Duchamp. Un ataque frontal a la relación que siempre
había existido entre arte y belleza.
Tristan Tzara, autor de “Siete
manifiestos dadá” en 1918, fue el paradigma de lo llamado Vanguardia
intratable, simplemente para escandalizar la burguesía, y darle estatus de
belleza a lo que hasta entonces no lo tenía.
En 1990 se empezó a hablar de el retorno de la belleza, los artistas se
inspiraron en pensar y actuar frente a la injusticia, aunque la corriente
Dadaista se manifestaba continuamente en museos enfrentando la belleza y el
concepto. Y el arte empieza a apuntar a la belleza nuevamente tratando de ser
lo que en otrora fue, y para ello se necesito una revolución en el gusto, la
apreciación y el estilo de vida. Ahora,
reaccionamos contra todo aquello que atente contra la belleza y se empieza a
ver el mundo tal como se nos presenta con todos esos referentes de la obra
perfectamente bella. El arte adquiere
significado, y si hay belleza mucho mejor.
La belleza vuelve porque las mujeres logran igualdad, libertad y autonomía.
Los pueblos buscan la paz, y se reclama armonía con el hombre y la
naturaleza. Hoy, renunciar a la belleza, es como negar que
la bondad, el amor y la moral existen.
Pensar en la belleza es complejo, el concepto evoluciona constantemente y
se necesita educación cultural para poder apreciarla. Estamos en la era postindustrial con inmensas posibilidades de
comunicación a través de la tecnología informática. El arte adquiere así, una
dimensión universal; los artistas reflejan estéticamente su tiempo y lugar,
apropiándose de una realidad sociopolítica, haciendo más útil y bella su obra.
Se comienza a mirar los códigos estéticos de otras épocas, como un referente de
lo que ya pasó, el artista se enfrenta a una realidad contemporánea y el cuerpo
adquiere nuevamente protagonismo. Los
espectadores son más exigentes a discernir sobre arte, tienen la capacidad de
mirar con claridad el momento y a acercarse sin prejuicios al arte que se
gesta.
En el arte,
hoy, influye la sensibilidad de manera activa, involucra a buscar y
apreciar la belleza. Cada obra tiene poesía y diálogo; belleza en toda su
dimensión; comunica algo. La razón, es que proviene de emociones reales y
verdaderas. Se rompen los esquemas sin renunciar a la belleza, exige una
belleza diferente en la qué reflejar nuevas utopías. Y recobra status, porque
el artista se perfecciona en técnica, temática y concepto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario